miércoles, 3 de agosto de 2011

¡Adiós y gracias al mejor año de mi vida!

Me dabais por muerto, ¿eh, mamones? Pues acertáis, lo que pasa es que soy una persona tan agradecida que he hecho lo imposible por resucitar. Y por supuesto, quiero resucitar este blog también. Porque se ha terminado el mejor año de mi vida, contado íntegramente en este humilde rincón de internet, pero suelo ser tan gafe y exagerar tanto las cosas que creo que podré estirarlo aún más.

En los próximos días pensaré si cambio el nombre o me mantengo firme y romántico con 'erasmuseandoporbremen'.

Por cierto, he tenido tiempo hasta... ¡para graduarme! ¡Bien por mi! ¡Periodista! ¡En paro... busca empleo!

Jefes y jefas, se acabó lo bueno. He esperado al día de mi 23 cumpleaños para confesarme. Este año en Bremen ha sido increible: cada momento, cada viaje, cada fiesta, cada cumpleaños, cada clase (bueno... alguna... ¿no?), cada barbacoa, cada día costreado en casa de Pablo y Jorge/Ingrid/Tara... no se me borran de la cabeza. Estoy totalmente agradecido a toda la gente que me ha acompañado en esta gran aventura alemana. Cada uno de vosotros sabéis perfectamente el lugar que ocupáis en mi corazoncito (uuuuy qué blandito estoy...).

No tengo palabras más que para la NASA, a ver cuándo inventamos la máquina del tiempo, señores... Aunque si no somos capaces de saber qué ocurre en un bolsillo cuando metemos los cascos perfectamente doblados y salen como si hubieran estado haciendo el amor salvajemente... veo jodido que lleguemos a descubrir la máquina del tiempo... Pero bueno, en nuestras memorias erasmus queda. Lo cual significa un peligro... ¿no? ¿Eh? ¿Quién soy? ¿Cómo me llamo...?

Bueno, mis últimos días en Bremen después del grandísimo Hurricane Festival han sido de fiesta continua, ¿no veo por qué no? Aunque todas con sabor a despedida, desgraciadamente. Primero se nos fue Angelote, y luego cogimos carretera y manta Alberto, Edgar y un servidor. Bastante pronto, quizás.

Una grandísima noche en el Hofbräuhaus, un asado en casa que duró más de 4 jodidas horas, alguna que otra party más, la gran despedida en Modernes, el día del Señor en el Schüttinger, y 5 jodidos colgados diciéndome adiós en el aeropuerto de Bremen...

Por supuesto, no podía hacer otra cosa que darle las gracias a Marco, el mejor casero de la historia, todos lo sabemos. Y a Minka, que a base de dar por saco se ha ganado mi cariño y ahora hasta la echo de menos a la jodía...

Y antes de cerrar definitivamente la etapa Erasmus (joder qué pena me está dando) quiero prometer y prometo lo siguiente:

- Volveré a Bremen (una vez por año por lo menos)
- Volveré al Hurricane Festival (y espero veros por allí)

Creo que para resumir el Erasmus, no me queda otra que tirar de vídeos, maravillosos vídeos que voy a robar descaradamente de esa increible gente Erasmus que se los ha currado honradamente (así nos las gastamos los periodistas en paro) y que nos han hecho derramar lágrimas:

























etc, etc, etc... ¡se os quiere gente! ¡¡¡Y nos vemos!!!

¡Un bratso!