martes, 8 de febrero de 2011

Cuando Dimitri, Rafa Mendes y Hugh Hefner se juntan en el Stubu un lunes...

Hola amigos, sé que soy un mentiroso compulsivo y he vuelto a tardar más de una semana en aparecer por este rinconcito de internet, pero he andado muy liado estos días porque he recibido una visita de 5 amiguetes de toda la vida del colegio. Pero... ¡paso de narrar el viaje y nuestra estupenda visita a Hamburgo hasta que me pasen las fotos! Esta historia quedará guardada en mi cada vez menos privilegiado cerebro hasta la próxima entrada como mínimo... Aunque os adelanto la mejor foto que pudimos hacer en Hamburgo aquel día, una postal... ¿representativa de la ciudad? (Por si no lo veis bien, se trata de la tatarabuela de Schrek con una bolsa de huevos... WTF?)

Así que hoy voy a empezar por algo que me acaba de llamar la atención. Si ahora me meto en elpaís.com o en elmundo.es supongo que encontraré una noticia de última hora en la que nos cuenten que se han alineado los planetas, a las ranas les ha empezado a crecer pelo, Chuck Norris es homosexual y a Falete le han puesto un balón gástrico... ¿Por qué? ¡Pues porque en estos mismos momentos, las 5 principales páginas de entretenimiento de España se encuentran en mantenimiento! Cuanta Razón, Cuanto Cabrón, ADV, Vaya Gif y Visto en Facebook se encuentran suspendidas momentáneamente... Adjunto foto de los hechos.

Bueno, salvando esta parida inicial, voy a narraros un poco la noche de ayer. Un lunes, ¿qué puede haber abierto un lunes en Bremen? El Stubu. Ese antro lleno de gente extraña donde nada más llegar puedes escuchar alguna canción alemana que jamás has escuchado, combinada con alguna canción de las Spice Girls, Backstreetboys, y un largo etcétera de melodías sobradamente caducadas. Aún sigo pensando que el DJ que tienen en cabina murió en 1998 y nadie se ha enterado porque siempre ponen el mismo CD de canciones, una detrás de otra, jamás falla...

Pero el hecho de que probablemente haya un DJ muerto en cabina no es el más desconcertante de la noche. Hace tiempo os hablé de una fiesta llena de Dimitris en potencia. Pues parece ser que al menos uno de ellos sobrevivió a aquella terrorífica fiesta y ayer paseó su cuerpo casi sin vida por la pista del Stubu, con su abrigo negro de 3/4 puesto, pelo engominado hacia detrás, una botella pegada con superglue a su mano derecha y un cigarrillo a la izquierda. Era muy triste pensar que un zombie podía bailar mucho mejor que aquel personaje. Pero había más personajes extraños en el garito. Un chico turco de 1,90 por lo menos, dedicó toda su noche a mostrarnos a toda la discoteca su satisfactorio paso por la academia de Fama, o eso parecía por los bailes que se marcaba el Rafa Mendes en cuestión. Y amén de algún choni que otro, de vez en cuando se podía ver deambular a un anciano de unos 60 años. Era el Hugh Hefner de Bremen, con su jersey, su camisita y su Varon Dandy para perrear con las jovenzuelas. Adjunto foto con el cierrabares más famoso del lugar.

Por último, os contaré uno de esos asuntos que archivaba en las últimas entradas del blog: mi tarde con Sandra en el Cerro de lo Ángeles...

Todo empezó una tarde de miércoles nublada. No teníamos ningún plan, y se me ocurrió que fuéramos a visitar el centro neurálgico de España. Eran las 5 de la tarde y llegábamos con el coche al Cerro. Tras pasar por el parking de abajo, vimos que había pocos coches y muy repartidos, y alguno dando vueltas, amén de algún que otro personaje 'meando' cerca de 'su' coche. Algo me hacía pensar que aquello no era del todo normal. Me esperaba el parque lleno de niños jugando al fútbol y las familias en los merenderos, pero no, aquello estaba casi vacío.

Llegamos con el coche hasta el parking de arriba. Pero al estar vallado pensé que nos podrían cerrar en un rato y dejarnos el coche dentro (sí, soy imbécil profundo). Así que regresamos al parking de abajo. Aparco el coche, y según salimos y tomamos el camino hacia la zona sagrada del Cerro de los Ángeles, nos fijamos en que hay un coche que no para de dar vueltas al parking, y que un chico se acerca a mirar en la ventanilla de otro coche y empieza a tocar la zambomba. Un momento aterrador y absolutamente lamentable... Mi cara lo dice todo.

Aunque lo peor estaba por venir. Tras una hora y media dando vueltas por el Cerro, decidimos bajar al coche e irnos. El parking estaba lleno de coches y muchos de ellos se dedicaban a dar vueltas alrededor lentamente, buscando una presa. Según entré en mi coche, Sandra se quedó fuera quitándose el abrigo. Pues pasaron 3 coches que se quedaron mirándome fijamente. Pasé miedo. Saqué el coche de allí quemando ruedas. Al parecer, esta moda se hace llamar cruising, y resulta bastante incómodo cuando te pilla en medio y sin enterarte...

Y hasta aquí la entrada de hoy, amigos. En próximos capítulos os contaré cómo fue la gran visita que he tenido esta semana, amén de mis futuras peripecias por Bremen. Me despido dejándoos un monólogo que me ha alegrado bastante la mañana de hoy, grande Goyo Jiménez.

¡Un bratso!
  

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