Antes de nada, quiero felicitar públicamente a Irene Purpurina, que justo hoy está celebrando su cumpleaños en Coimbra. ¡Espero que montéis una buena juerga por Portugal!
Segundo punto del día, amigos... hoy ha muerto el pulpo Paul. Ese bicho que nos hizo ganar el Mundial, porque no fueron Iniesta, Xavi,Villa y compañía, no... esos son unos mataos. Fue Paul. Gloria allá donde estés.
Esta ha sido una semana muy tranquila, la verdad. Quizás lo más reseñable sean mis inagotables ganas de matar a Minka. Sí, amigos, el gato me la ha vuelto a hacer. Pero esta vez no he tenido únicamente que recoger todo el papel higiénico roto de mi baño, que también (maldito peludo de cuatro patas), sino que he tenido que recoger las teclas de mi portátil...
Vale, el problema también podemos achacarlo a mi empanada enorme, pues dejé mi habitación abierta a sabiendas de que hay un monstruo horrible vagando por la casa. Sí, soy un tanto estúpido y quizás tenga el 90% de la culpa, pero me encantaría matar al gato igualmente cada vez que escribo una palabra con 'P'. Un apunte, aunque no tenga la tecla, puedo seguir pulsando un pequeño muelle, por eso escribo todas las 'Ps'. Para el que se haya hecho esta pregunta, es una pregunta muy común, no pasa nada.
Bueno, el caso es que me había ido a comer tranquilamente un buen plato de pasta (¿qué, si no?), con sus espaguetis, su carne picada y su tomate boloñesa... gloria bendita, y me dispuse a encarar el camino de tres metros que separan mi cocina y mi habitación (vaya manera de rellenar texto, se nota que he ido al colegio). Pues a la vuelta de tan suculento manjar veo que mi puerta está entreabierta (mal royito...) y según me voy acercando más y más al portátil veo que hay algo raro... ¡qué coño, que hay 6 o 7 teclas esparcidas por la cama! En ese momento, para qué os voy a mentir, me puse a blasfemar como jamás lo he hecho. Prueba de ello es que el gato no apareció hasta horas más tarde.
Total, que me puse a colocar las teclas cual Mc Gyver (la 'A' está mordisqueada, por cierto) y llegué a la conclusión de que me faltaba la 'P' de 'Puto gato aPestoso'. Mi primer pensamiento fue el siguiente: "Maldita Minka, ojalá no esté aquí la tecla porque te la hayas tragado y tengas una muerte angustiosa...". Mi segundo pensamiento fue: "Hostias Jaime, se te ha ido un poco la pinza tío, tranquilo", y mi tercer pensamiento fue: "¿Qué cojones? Maldito gato espero que estés cagando 'Ps' lo que te resta de vida, que a este ritmo es poco...". Y nada, tras buscar la tecla por todos los rincones de la casa aquí sigo pulsando un muelle como un idiota. Para más inri, no he tenido lo que hay que tener para robar una 'P' de cualquier portátil de exposición en los centros comerciales... pero ya llegará... Nota: el gato no ha sufrido ningún tipo de daño físico (que sí psicológico, aunque no me entienda...).
Bueno, y tras intentar ocultar mi infinita estupidez detrás del ingenio y la maldad de un gatillo de 5 meses, voy a contar en primicia la 'Tontería del mes'. Resulta que aquí en Alemania gravan un impuesto sobre la mayoría de los envases de cristal y plástico. Se trata de obligarte a reciclar para poder recuperar ese dinerillo extra que cuesta cada recipiente (el impuesto en cuestión se llama 'Pfand'). El caso es que esta mañana me he levantado decidido a limpiar la mesa de la cocina de tanta botella, que casi no se podía ni comer entre tanto casquillo. Me he ido al Rewe (el supermercado que tiene la máquina en cuestión que te imprime un ticket con el importe a recibir por los envases que tiras) y he tirado todos los cristales y plásticos. Acto seguido me he ido a comprar y cuando estaba mirando las patatas fritas me he dado cuenta de que no había pulsado el botón tras echar los cascos y, por lo tanto, no me había imprimido el ticket con mi dinero. Cuando he vuelto el importe ya no estaba, hoy ha habido algún suertudo que ha comprado con aproximadamente un euro y medio míos. Suena a poco, pero de Erasmus... menos da una piedra.
Y como en este blog no voy a contar que el jueves pasado salí a cervezas y acabé a chupitos de Jagermeister porque alguien metió una botella en el garito y estuve cagando vinagre todo el viernes (hecho que no me permitió salir ese viernes, pero sí el sábado...) pues creo que aquí me despido. No sin antes lanzar una pregunta que me tiene realmente intrigado. ¿Por qué cada vez que salgo de la ducha y dejo secar la toalla, cuando se seca huele fatal? ¿Y por qué recién lavada y seca... sigue oliendo fatal? Misterios de la humanidad para los que espero alguien tenga respuestas...
¡Ah! ¡Y que me voy a Roma a ver a mi media naranja desde el jueves al lunes!
Pd: como no tengo fotos de esta semana... os he metido por ahí fotos-chorra que se dedica a sacarme Sandra vía Skype, espero que las disfrutéis.
¡Un bratso!
martes, 26 de octubre de 2010
viernes, 22 de octubre de 2010
Momentos de reflexión 1.0
Hoy me he dado cuenta de cuatro cosas. La primera de ellas es que llevo justo un mes en Alemania y aún estoy un poco frustrado porque el alemán es muy difícil.
La segunda es que me acabo de acordar de una foto que me hice hace un par de semanas con una botella de cerveza Duff que no me compré pero que no dudaré en hacerlo en los próximos días.
La tercera cosa es que me he dado cuenta de que tengo una sonrisa super forzada en la foto con la cerveza Duff. Francamente, no lo entiendo, me hacía mucha ilusión hacerme esa foto...
Y la última cosa de la que me he percatado hoy es que los royos de papel higiénico también tienen su corazoncito.
Esta tarde, estaba manteniendo una acalorada discusión con mi fiel amigo Roca y cuando por fin hemos firmado las paces, he agarrado el papel higiénico y me he dado cuenta de que pone DANKE (gracias, en alemán). Se me han caído dos lagrimones como puños por la cara. Un mes aquí en Bremen y jamás le he prestado atención a ese detalle. Ese artilugio que tantas veces nos ha salvado el culo (sí amigos, chistaco) es humilde, honrado y agradecido como nadie. Desde este rinconcito de internet, quiero mandarle un fuerte abrazo a todos los royos de papel higiénico del mundo. Gracias por estar ahí siempre.
La segunda es que me acabo de acordar de una foto que me hice hace un par de semanas con una botella de cerveza Duff que no me compré pero que no dudaré en hacerlo en los próximos días.
La tercera cosa es que me he dado cuenta de que tengo una sonrisa super forzada en la foto con la cerveza Duff. Francamente, no lo entiendo, me hacía mucha ilusión hacerme esa foto...
Y la última cosa de la que me he percatado hoy es que los royos de papel higiénico también tienen su corazoncito.
Esta tarde, estaba manteniendo una acalorada discusión con mi fiel amigo Roca y cuando por fin hemos firmado las paces, he agarrado el papel higiénico y me he dado cuenta de que pone DANKE (gracias, en alemán). Se me han caído dos lagrimones como puños por la cara. Un mes aquí en Bremen y jamás le he prestado atención a ese detalle. Ese artilugio que tantas veces nos ha salvado el culo (sí amigos, chistaco) es humilde, honrado y agradecido como nadie. Desde este rinconcito de internet, quiero mandarle un fuerte abrazo a todos los royos de papel higiénico del mundo. Gracias por estar ahí siempre.
¡Un bratso!
martes, 19 de octubre de 2010
El viaje más largo jamás contado
Después de unos cuantos días sin pasarme por el blog, vengo con una historia cargada de anécdotas, la de tres superhéroes (uno de Madrid, otro de Cáceres y otro de Burgos) que dieron la vuelta al mundo y movieron cielo y tierra para llegar a Bremen.
Todo empezó hace unas semanas, cuando le hicieron caso a Ryanair y compraron un viaje de ida y vuelta Valladolid-Dusseldorf bien baratito. Entonces ahora nos situamos en este viernes, cuando recibo una llamada a eso de las 7 de la tarde (hora en la que aterrizaban en Dusseldorf, una ciudad a 300 km de Bremen). Mis ojos se abrieron como platos y mi esfinter se cerró al 100%, no tenían manera alguna de venir a Bremen... Así que me puse manos a la obra y surfeando por internet y gracias a una flor en el culo conseguí contactar con un alemán que compartía su BMW Serie 1 negro para venir a la ciudad de los Trotamúsicos (no de los Aristogatos, como dicen en el pueblo de alguien...).
Pues según me contaron, Sebastian, el chico que les trajo, debía apellidarse Vettel (como el piloto de F1), porque era capaz de conducir a 190 km/h con una lluvia del copón y mandar mensajes de móvil a la vez. Todo un angelito. Pero llegaron sanos y salvos a medianoche y nos fuimos de fiesta, por supuesto. El sábado lo aprovechamos entero para patearnos Bremen y por la noche, fiesta. Por ahora, un finde muy normal. Aquí es cuando se plantean más problemas: no hay manera de volver a Dusseldorf para coger el avión del lunes a las 11 y algo de la mañana.
Después de desestimar un coche a las 8 de la tarde del día anterior, nos fuimos a la estación central a por un billete de tren hacia Dusseldorf. ¿Problema resuelto? Que va. El lunes a las 5 de la mañana me despedí de ellos en el tren y a las 8 de la mañana recibí una llamada en el móvil: "Seguimos en Bremen, vamos para tu casa". ¿Qué pasó? Que nadie avisó de que había que hacer 4 trasbordos durante el viaje, y al despertar del sueñecito volvieron a encontrarse en Bremen... Para colmo, cuando venían para mi casa en tranvía se toparon con un revisor y se llevaron una receta para casa, una receta de la que nos estuvimos riendo lo que quedaba de viaje. Malditos revisores yonkis...
Entonces, tras blasfemar todos juntos bien temprano en mi habitación, nos pusimos manos a la obra para buscar un viaje a Madrid. Y lo encontramos, por Edreams. Pero no permitían que pagáramos con tarjeta por internet. Tras varios intentos y ver cómo iba subiendo el precio, decidimos hacer lo que nos decía un correo electrónico de la compañía: ir a un Banco Santander o un Deutsche Bank y meter el dinero del viaje en X cuenta bancaria. Hecho. Ahora llamamos a Edreams, les decimos que acabamos de mandarles el dinero en metálico y solucionado. Qué va. Todo eran problemas, nada podía ir peor, la rabia y la impotencia eran una ya. Decían que no les llegaba el dinero, que teníamos que esperar... y el vuelo salía en algo más de 12 horas. Tras colapsar el 902 de Edreams de tantas llamadas, por fin mandaron el correo diciendo que todo estaba en orden y podían viajar. Por fin. Así que nos fuimos al aeropuerto a imprimir las tarjetas de embarque y a cerciorarnos de que todo estaba bien. Después, nos volvimos a casa a cenar y ver unos cuantos capítulos memorables de South Park para irnos a las 00.30 de la noche al aeropuerto. Por fin pude dormir en todo el finde, pero mi casero me tenía preparada una sorpresa en forma de 'voy a ponerme a hacer cosas en tu piso por la mañana temprano' que no me ha gustado un pelo, porque me ha despertado y a estas horas sigo más cerca de la muerte por agotamiento que de otra cosa.
La pesadilla había acabado, por fin dejaban de estar atrapados en Bremen, que por otro lado es una ciudad cojonuda, ¿eh? ¡Espero visitas! Y hasta aquí el viaje más largo jamás contado, ahora os comentaré por encima lo que fue de mi vida la semana anterior...
Hace un par de sábados fuimos unos cuantos gruppies a animar a Tara (colega Erasmus), que se ha metido en un equipo de rugby de la ciudad. En el descanso del partido nos fuimos a una gasolinera a por combustible, unas cervecitas y un piscolabis. Y a la vuelta de la gasolinera vi a... ¡Tosten Frings! Muchos de vosotros, amigos, no sabréis quién es este personaje, es el capitán del Werder Bremen (en la foto), e iba con su señora dentro de un Ferrari que era gloria bendita. Me percaté tarde y no pude tirarme encima del coche como una fan loca.
Y cómo olvidar la barbacoa pospartido. Después de estar animando como incondicionales del Unión 60 de rugby, nos colamos en la barbacoa del equipo. Nada más llegar, las palabras del Mister fueron parecidas a estas: "Tengo malas noticias, hay una caja de 30 cervezas y no pueden quedarse ahí, así que tendréis que bebéroslas, lo siento". Esas cervezas se acompañaron de unas buenas salchichas con pan, por supuesto. Grandes los del Union 60 de Bremen.
¡Ah! Una cosa, seguro que todos vosotros también estuvísteis antentos al miércoles, y no precisamente porque era el último capítulo de El Internado, sino porque... ¡era el día de 'Ponte traje'! Y como buenos seguidores de Bartney Stinson esa fiesta se celebró aquí en Bremen, aunque sí que hay que decir que hubo algunos que se lo curraron más que otros... Momento remember de la fiesta con el grnadísimo Sheriff, un colega egipcio del Erasmus que es todo un crack, ya os hablé de él en entradas anteriores.
Por cierto, en la anterior entrada os mentí, sin querer, pero os mentí. Finalmente no fui al IKEA, pero fui el jueves pasado. Y compré unas sábanas nuevas para el colchón que mangué el otro día de la calle, ahora os explico. Aquí en Bremen pasa el camión del plástico y el papel el jueves, y al jueves siguiente pasa el de basura orgánica y demás, y así sucesivamente, cada jueves pasan unos, pero eso sí, sólo una vez por semana. Entonces, viniendo el miércoles de fiesta, pasamos por delante de una casa que había dejado casi todo el mobliario delante de su puerta. No lo dudé y acabé llevándome un par de colchones (como nuevos) para casa. Esto me da que pensar... ¿realmente es necesario ir al IKEA o simplemente darme una vuelta por el barrio los miércoles por la noche cada dos semanas? Ahí os dejo un momento de reflexión...
Se os sigue echando mucho de menos. No hagáis caso a los precedentes, viajar a Bremen no es peligroso, os espero con los brazos abiertos.
¡Un bratso!
Todo empezó hace unas semanas, cuando le hicieron caso a Ryanair y compraron un viaje de ida y vuelta Valladolid-Dusseldorf bien baratito. Entonces ahora nos situamos en este viernes, cuando recibo una llamada a eso de las 7 de la tarde (hora en la que aterrizaban en Dusseldorf, una ciudad a 300 km de Bremen). Mis ojos se abrieron como platos y mi esfinter se cerró al 100%, no tenían manera alguna de venir a Bremen... Así que me puse manos a la obra y surfeando por internet y gracias a una flor en el culo conseguí contactar con un alemán que compartía su BMW Serie 1 negro para venir a la ciudad de los Trotamúsicos (no de los Aristogatos, como dicen en el pueblo de alguien...).
Pues según me contaron, Sebastian, el chico que les trajo, debía apellidarse Vettel (como el piloto de F1), porque era capaz de conducir a 190 km/h con una lluvia del copón y mandar mensajes de móvil a la vez. Todo un angelito. Pero llegaron sanos y salvos a medianoche y nos fuimos de fiesta, por supuesto. El sábado lo aprovechamos entero para patearnos Bremen y por la noche, fiesta. Por ahora, un finde muy normal. Aquí es cuando se plantean más problemas: no hay manera de volver a Dusseldorf para coger el avión del lunes a las 11 y algo de la mañana.
Después de desestimar un coche a las 8 de la tarde del día anterior, nos fuimos a la estación central a por un billete de tren hacia Dusseldorf. ¿Problema resuelto? Que va. El lunes a las 5 de la mañana me despedí de ellos en el tren y a las 8 de la mañana recibí una llamada en el móvil: "Seguimos en Bremen, vamos para tu casa". ¿Qué pasó? Que nadie avisó de que había que hacer 4 trasbordos durante el viaje, y al despertar del sueñecito volvieron a encontrarse en Bremen... Para colmo, cuando venían para mi casa en tranvía se toparon con un revisor y se llevaron una receta para casa, una receta de la que nos estuvimos riendo lo que quedaba de viaje. Malditos revisores yonkis...
La pesadilla había acabado, por fin dejaban de estar atrapados en Bremen, que por otro lado es una ciudad cojonuda, ¿eh? ¡Espero visitas! Y hasta aquí el viaje más largo jamás contado, ahora os comentaré por encima lo que fue de mi vida la semana anterior...
Hace un par de sábados fuimos unos cuantos gruppies a animar a Tara (colega Erasmus), que se ha metido en un equipo de rugby de la ciudad. En el descanso del partido nos fuimos a una gasolinera a por combustible, unas cervecitas y un piscolabis. Y a la vuelta de la gasolinera vi a... ¡Tosten Frings! Muchos de vosotros, amigos, no sabréis quién es este personaje, es el capitán del Werder Bremen (en la foto), e iba con su señora dentro de un Ferrari que era gloria bendita. Me percaté tarde y no pude tirarme encima del coche como una fan loca.
Y cómo olvidar la barbacoa pospartido. Después de estar animando como incondicionales del Unión 60 de rugby, nos colamos en la barbacoa del equipo. Nada más llegar, las palabras del Mister fueron parecidas a estas: "Tengo malas noticias, hay una caja de 30 cervezas y no pueden quedarse ahí, así que tendréis que bebéroslas, lo siento". Esas cervezas se acompañaron de unas buenas salchichas con pan, por supuesto. Grandes los del Union 60 de Bremen.
¡Ah! Una cosa, seguro que todos vosotros también estuvísteis antentos al miércoles, y no precisamente porque era el último capítulo de El Internado, sino porque... ¡era el día de 'Ponte traje'! Y como buenos seguidores de Bartney Stinson esa fiesta se celebró aquí en Bremen, aunque sí que hay que decir que hubo algunos que se lo curraron más que otros... Momento remember de la fiesta con el grnadísimo Sheriff, un colega egipcio del Erasmus que es todo un crack, ya os hablé de él en entradas anteriores.
Por cierto, en la anterior entrada os mentí, sin querer, pero os mentí. Finalmente no fui al IKEA, pero fui el jueves pasado. Y compré unas sábanas nuevas para el colchón que mangué el otro día de la calle, ahora os explico. Aquí en Bremen pasa el camión del plástico y el papel el jueves, y al jueves siguiente pasa el de basura orgánica y demás, y así sucesivamente, cada jueves pasan unos, pero eso sí, sólo una vez por semana. Entonces, viniendo el miércoles de fiesta, pasamos por delante de una casa que había dejado casi todo el mobliario delante de su puerta. No lo dudé y acabé llevándome un par de colchones (como nuevos) para casa. Esto me da que pensar... ¿realmente es necesario ir al IKEA o simplemente darme una vuelta por el barrio los miércoles por la noche cada dos semanas? Ahí os dejo un momento de reflexión...
Se os sigue echando mucho de menos. No hagáis caso a los precedentes, viajar a Bremen no es peligroso, os espero con los brazos abiertos.
¡Un bratso!
viernes, 8 de octubre de 2010
Más perdido que el carro de Manolo Escobar
Mamá, tenía que haber aprendido a coser... qué razón tenías. Me han soplado 4 eurazos por coserme el sobaco izquierdo del abrigo, y encima han tardado 3 días en hacerlo. Con esa suma de dinero puedo comprarme 8 o 9 cervezas, digo zumos de piña, tranquila mamá.
Bueno, ya he empezado la universidad y en clase estoy más perdido que un pedo en un jacuzzi (jajajajaja leí esta frase el otro día y aún me meo de risa). Como conté en la anterior entrada, me iba a poner guapo e iba a coger mi maletín de los negocios, y así hice. Aunque habría quedado más formal si hubiera llegado a tiempo a clase, pues como buen español, me perdí con el tranvía sin querer, me perdí por la universidad y finalmente llegué a clase sudando tras subir los 3 pisos más largos de la historia. Tras las risitas alemanas iniciales, avisé a la profesora de que era estudiante erasmus y que bien podían hacer un simulacro de incendios en ese momento que me iba a quedar sentado en mi silla con cara de monguer. Pero se portó muy bien con los españoles, aunque tuvimos que sufrir 3 horas de clase de alemán, con la frustración que conlleva el no enterarse ni del nodo.
Pues esta historia se ha repetido un par de veces más en diferentes clases. Os dejo un momento remember sobre la cara que tuve durante las clases a las que he asistido esta semana.
Cambio de tema, tengo nuevo compañero de piso. Se llama Juan, de Chile. Es un tipo cojonudo, muy buen chaval (sé que estás leyendo esto Juan, así que no puedo hablar mal de ti... aún... muahajaja). Su mayor problema, es alérgico a los gatos, lo que me recuerda que he estado equivocado durante las dos semanas que llevo aquí. El gato no se llama Mika, sino Minka. Con razón se tiró el otro día un pedo en mi alfombra y me jodía el royo de papel por las noches, maldito rencoroso...
Ya he decorado mi habitación, y cuando digo decorar me refiero a colgar la bandera de España y los diferentes posters que me regalásteis (ya haré un capítulo especial cuando la tenga recogida). Eso sí, todo a base de celofán, las paredes están impolutas y no quiero destrozar la bonita relación que guardo con mi casero. Marco, por cierto, nos invitó el otro día a una barbacoa aquí en casa con algunos amigos suyos. Y me enteré de una bomba, que nunca jamás la contaré en el blog, porque me parece de mal gusto escribir por aquí que en la misma casa están viviendo tanto Marco como su ex novia, en diferentes habitaciones. Una situación un tanto extraña...
Por cierto, un minuto de gloria para mis nuevos y grandes colegas O.P. y Janne, dos finlandeses que son unos auténticos cracks, quizá vaya a Laponia a ver la Aurora Boreal con ellos. Pero esto no quita que ayer me cagara en O.P. porque me estuvo llamando toda la madrugada mientras yo estaba babeando sobre mi almohada ya. Para poneros en situación, O.P. es el de la gorra y Janne el de verde, sí amigos, ¡el que se parece a Kimi Raikkonen! ¡Conozco a Kimi!
Para ir cerrando, volvemos a tener nuevo inquilino en casa, otra araña sobrealimentada en el baño. Se trata de una araña-voyeur que ha visto cómo hacíamos nuestras necesidades y nos duchábamos durante 2 o 3 días. Pero eso se acabó, en cuanto termine estas líneas cojo mi arma (la aspiradora) y se acabó la tontería. Aunque si llego al baño y no la encuentro en el sitio donde estaba antes puedo empezar a gritar como una histérica.
Por ahora, pocas novedades más, simplemente que esta tarde me voy al IKEA, sí amigos, al IKEA a comprarme una lámpara para esta cueva, un espejo para verme de pezones para abajo, pues el espejo del baño no me lo ha permitido durante las dos semanas que llevo aquí, y una sartén para que Juan me prepare unos buenos huevos fritos.
Se os echa mucho de menos.
¡Un bratso!
Bueno, ya he empezado la universidad y en clase estoy más perdido que un pedo en un jacuzzi (jajajajaja leí esta frase el otro día y aún me meo de risa). Como conté en la anterior entrada, me iba a poner guapo e iba a coger mi maletín de los negocios, y así hice. Aunque habría quedado más formal si hubiera llegado a tiempo a clase, pues como buen español, me perdí con el tranvía sin querer, me perdí por la universidad y finalmente llegué a clase sudando tras subir los 3 pisos más largos de la historia. Tras las risitas alemanas iniciales, avisé a la profesora de que era estudiante erasmus y que bien podían hacer un simulacro de incendios en ese momento que me iba a quedar sentado en mi silla con cara de monguer. Pero se portó muy bien con los españoles, aunque tuvimos que sufrir 3 horas de clase de alemán, con la frustración que conlleva el no enterarse ni del nodo.
Pues esta historia se ha repetido un par de veces más en diferentes clases. Os dejo un momento remember sobre la cara que tuve durante las clases a las que he asistido esta semana.
Cambio de tema, tengo nuevo compañero de piso. Se llama Juan, de Chile. Es un tipo cojonudo, muy buen chaval (sé que estás leyendo esto Juan, así que no puedo hablar mal de ti... aún... muahajaja). Su mayor problema, es alérgico a los gatos, lo que me recuerda que he estado equivocado durante las dos semanas que llevo aquí. El gato no se llama Mika, sino Minka. Con razón se tiró el otro día un pedo en mi alfombra y me jodía el royo de papel por las noches, maldito rencoroso...
Ya he decorado mi habitación, y cuando digo decorar me refiero a colgar la bandera de España y los diferentes posters que me regalásteis (ya haré un capítulo especial cuando la tenga recogida). Eso sí, todo a base de celofán, las paredes están impolutas y no quiero destrozar la bonita relación que guardo con mi casero. Marco, por cierto, nos invitó el otro día a una barbacoa aquí en casa con algunos amigos suyos. Y me enteré de una bomba, que nunca jamás la contaré en el blog, porque me parece de mal gusto escribir por aquí que en la misma casa están viviendo tanto Marco como su ex novia, en diferentes habitaciones. Una situación un tanto extraña...
Por cierto, un minuto de gloria para mis nuevos y grandes colegas O.P. y Janne, dos finlandeses que son unos auténticos cracks, quizá vaya a Laponia a ver la Aurora Boreal con ellos. Pero esto no quita que ayer me cagara en O.P. porque me estuvo llamando toda la madrugada mientras yo estaba babeando sobre mi almohada ya. Para poneros en situación, O.P. es el de la gorra y Janne el de verde, sí amigos, ¡el que se parece a Kimi Raikkonen! ¡Conozco a Kimi!
Para ir cerrando, volvemos a tener nuevo inquilino en casa, otra araña sobrealimentada en el baño. Se trata de una araña-voyeur que ha visto cómo hacíamos nuestras necesidades y nos duchábamos durante 2 o 3 días. Pero eso se acabó, en cuanto termine estas líneas cojo mi arma (la aspiradora) y se acabó la tontería. Aunque si llego al baño y no la encuentro en el sitio donde estaba antes puedo empezar a gritar como una histérica.
Por ahora, pocas novedades más, simplemente que esta tarde me voy al IKEA, sí amigos, al IKEA a comprarme una lámpara para esta cueva, un espejo para verme de pezones para abajo, pues el espejo del baño no me lo ha permitido durante las dos semanas que llevo aquí, y una sartén para que Juan me prepare unos buenos huevos fritos.
Se os echa mucho de menos.
¡Un bratso!
domingo, 3 de octubre de 2010
El día que Barry White chilló como una mujer
No está mal, he tardado más de una semana, pero hoy... he emitido el primer chillido de mujer de mi Erasmus, aunque suene imposible después del vozarrón que tenía 24 horas antes debido a mi constipado bremeniano. Parecía Barry White. Es más, me entoné unos cuantos 'Oh yeah' para deleitar a los allí presentes.
El caso, que me desvío, esta tarde mientras hablaba con el señor Waldorf (no es una forma de decir que voy al váter, es el tuenti-nombre de mi amigo Alberto), me he puesto a toquetear la minicadena del salón y a conectar el ordenador para escuchar música.
Entonces he subido el altavoz al máximo porque se escuchaba fatal, y ahí ha estado el fallo, porque segundos después no me imaginaba lo que me iba a ocurrir... He tocado otro de los botones y ha retumbado la casa entera durante 2 segundos. Dos angustiosos segundos que me han hecho gritar como cuando Flanders se cargó aquella planta. Ha sonado como si hubiera estallado una bomba en mi humilde trastero, digo morada. Aquí os dejo un archivo fotográfico del potente arma que a atronado mi casa. Menuda historia, apasionante, ¿verdad? ¬¬'
Cambiemos de tema, basta ya de que la marca 'Maggi' se ría en nuestras caras. El otro día compré en el supermercado Rewe un sobre de salsa carbonara para echársela a mis espaguetis. Me cago en 'Maggi' por engañarnos con las fotos de sus sobres de salsas, ¡poned una foto de mis espaguetis, mamones! Bueno, esa salsa con aspecto de flema mañanera realmente no estaba tan mala... le encantó al gato. Qué va, acabé chupando el plato del hambre que tenía.
¡Ah! Ya me he mudado a la que va a ser mi habitación para este año en Bremen. Me gusta mucho más que la otra, entre otras cosas porque estuvo mi casero ayer con un amigo suyo todo el día liado subiendo y bajando muebles por la casa, cosiéndome unas nuevas cortinas, fregando la habitación entera... y yo en mi ex habitación escuchándolo todo y haciéndome el dormido como el día de los Reyes Magos. Cuando noté que toda la mudanza había terminado, salí de mi cuarto para preguntar si necesitaban algo de ayuda, obviamente ya no.
Y hablando de la casa, he descubierto una nueva habitación debajo de las escaleras. Esas escaleras del infierno que te hacen dar las gracias a Dios cada noche por no tener que subirlas o bajarlas cuando vas con una copita de más. Pues por fin he encontrado la escoba, estaba dentro de este cuartito. Sí, acabais de adivinar que no he limpiado la habitación en una semana amigos (que no, mamá, que es broma, está como los chorros).
Bueno, pues mañana empiezo la universidad, con esto quiero decir que mañana tendré que trajearme y coger un maletín para ir a negociar mis aprobados con mis nuevos profesores este año. Aunque con mi pobre nivel de alemán (es broma mamá, estoy estudiando un huevo) y debido a que no puedo prestar mis servicios porque estoy casado, simplemente optaré por decir 'Hallo!' y ponerme las gafas de los ojos abiertos de Homer Simpson mientras dure la chapa del profesor.
¡Un bratso!
El caso, que me desvío, esta tarde mientras hablaba con el señor Waldorf (no es una forma de decir que voy al váter, es el tuenti-nombre de mi amigo Alberto), me he puesto a toquetear la minicadena del salón y a conectar el ordenador para escuchar música.
Entonces he subido el altavoz al máximo porque se escuchaba fatal, y ahí ha estado el fallo, porque segundos después no me imaginaba lo que me iba a ocurrir... He tocado otro de los botones y ha retumbado la casa entera durante 2 segundos. Dos angustiosos segundos que me han hecho gritar como cuando Flanders se cargó aquella planta. Ha sonado como si hubiera estallado una bomba en mi humilde trastero, digo morada. Aquí os dejo un archivo fotográfico del potente arma que a atronado mi casa. Menuda historia, apasionante, ¿verdad? ¬¬'
Cambiemos de tema, basta ya de que la marca 'Maggi' se ría en nuestras caras. El otro día compré en el supermercado Rewe un sobre de salsa carbonara para echársela a mis espaguetis. Me cago en 'Maggi' por engañarnos con las fotos de sus sobres de salsas, ¡poned una foto de mis espaguetis, mamones! Bueno, esa salsa con aspecto de flema mañanera realmente no estaba tan mala... le encantó al gato. Qué va, acabé chupando el plato del hambre que tenía.
¡Ah! Ya me he mudado a la que va a ser mi habitación para este año en Bremen. Me gusta mucho más que la otra, entre otras cosas porque estuvo mi casero ayer con un amigo suyo todo el día liado subiendo y bajando muebles por la casa, cosiéndome unas nuevas cortinas, fregando la habitación entera... y yo en mi ex habitación escuchándolo todo y haciéndome el dormido como el día de los Reyes Magos. Cuando noté que toda la mudanza había terminado, salí de mi cuarto para preguntar si necesitaban algo de ayuda, obviamente ya no.
Y hablando de la casa, he descubierto una nueva habitación debajo de las escaleras. Esas escaleras del infierno que te hacen dar las gracias a Dios cada noche por no tener que subirlas o bajarlas cuando vas con una copita de más. Pues por fin he encontrado la escoba, estaba dentro de este cuartito. Sí, acabais de adivinar que no he limpiado la habitación en una semana amigos (que no, mamá, que es broma, está como los chorros).
Bueno, pues mañana empiezo la universidad, con esto quiero decir que mañana tendré que trajearme y coger un maletín para ir a negociar mis aprobados con mis nuevos profesores este año. Aunque con mi pobre nivel de alemán (es broma mamá, estoy estudiando un huevo) y debido a que no puedo prestar mis servicios porque estoy casado, simplemente optaré por decir 'Hallo!' y ponerme las gafas de los ojos abiertos de Homer Simpson mientras dure la chapa del profesor.
¡Un bratso!
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