jueves, 30 de septiembre de 2010

Mi primera lavadora... y yo con estos pelos

Hoy he puesto mi primera lavadora en Bremen. Y gracias a Dios, porque estaba a punto de empezar a darle la vuelta a los calzoncillos sucios... Todo ha sido muy rápido, me ha explicado mi casero que debo comprarle una moneda para echarle a una tragaperras de la casa y poder tener la energía suficiente para tener dos horas de lavadora. La moneda en cuestión es como las antiguas 25 pesetas que tenían un agujero en medio. Dos euros me cuesta cada monedita, y no se puede regatear el precio, creedme.

Ayer estuve en la residencia Galileo tomando unas buenas cervezas por la noche, y quien dice buenas cervezas dice unas cuantas latas de medio litro que cuestan menos de 30 céntimos cada una. Eso explica que por la mañana tuviera una extensa conversación con mi nuevo trono germano.

Bueno, también podría explicarlo la Big King XXL que desayuné ese mismo día por la mañana. De vuelta a casa desde la Galileo se me metió en el coco que quería unos fideos chinos de un puesto de Hauptbahnhof (más adelante haré un capítulo especial sobre estos fideos que me vuelven loco), y me bajé con Ernesto a ver si sonaba la flauta. Obviamente no sonó, eran las 5 y pico de la mañana, pero... ¡había un Burger King abierto! Así que allá que fuimos, a pedir unas buenas y grasientas hamburguesacas que nos supieron a gloria bendita.

Cuando uno está a tope no se acuerda de que tiene una cita con la coordinadora de periodismo al día siguiente a primera hora de la mañana. Mi carta de presentación han sido unas ojeras hasta los pies, un chandal de 'gorrilla', una barba de varios días, unas gafas más sucias que las uñas de Mac Gyber y un pelo inquietante. En resumidas cuentas, más que un estudiante parecía un inspector de medios de transportes alemanes, digo un yonki. Aquí os dejo un documento gráfico del gepeto con el que me he presentado en el despacho de Jana Gruenewald. Jana, por cierto, es la mejor coordinadora de este planeta, me entiendo mejor con ella que con cualquier trabajador de la Rey Juan Carlos, raro pero real.

Creí que la cita iba a ser breve pero no lo ha sido, durante la hora y pico de conversación he visto varias veces esa preciosa luz al final de un túnel. Encima, en repetidas ocasiones, mi ojo derecho se cerraba sin más, pesaba más que Falete después de un buffet libre. Sólo espero que las pataditas que me daba por debajo de la mesa no denoten que se haya pensado que quería algo más que organizar el papeleo universitario...

Una cosa que realmente no viene a cuento pero que si no la escribo reviento. El otro día vino una chica nueva a la clase de alemán con zapatillas caseras. Eran algo así como zuecos holandeses amarillos pero de andar por casa. "No hase falta desir nada más".

En el apartado de comidas, hoy me he hecho mi primera sopa. Y me he comido mi primer sobre de sopa entero en mi vida. Casi un litro de sopa que se mueve ahora mismo en mi estómago, donde flota una copa de mus de chocolate y una pastilla de ibuprofeno. Porque, como no podía ser de otra manera, me he puesto malo. Tengo un buen catarro, razón de más para que admire el valor de Jana al aguantar durante una hora y algo en su despacho a un jovenzuelo con pinta de mendigo que no ha parado de toser, beber agua y sonarse la nariz durante toda la mañana. Que Dios la bendiga.

Por último, en este blog mundialmente reconocido y seguido, quería dar un minuto de gloria al señor Joe Waldorf, que se ha empeñado en que este personaje debe triunfar en el mundo de la música.

¡Un bratso!

lunes, 27 de septiembre de 2010

¡Ojo a los inspectores yonkis!

Hoy el gato ha vuelto a hacer de las suyas por la noche. Le encanta ver cómo me levanto por las mañanas y me cago en su progenitora cuando veo que se ha cargado medio royo de papel higiénico y lo ha esparcido por todo el baño. Además, creo que soy el compi de piso idiota de los dos. Seguramente mi compañero se levante antes silenciosamente, eche su meada mañanera y deje el lugar del crimen intacto para que me toque recogerlo a mí. Y ya van dos días seguidos. Hoy he cerrado la puerta del baño por fin, porque estoy llenando la bolsa del papel a un ritmo descabellado a base de papel higiénico y voy a darle que pensar al casero que echo demasiado de menos a mi novia...
 
Por otro lado, tras varios días comentándolo aquí en Bremen, hoy he visto cómo actúan los inspectores del transporte público aquí en Alemania. Hoy he visto, digamos, una redada. Me he quedado a cuadros.

En Bremen estos guardias van vestidos de paisano, y se toman su trabajo muy pero que muy en serio. Porque cuando digo de paisano, quiero decir de yonki. Sí amigos, de yonkis. Como no entendía la conversación, en un principio creía que la mujer les estaba pidiendo un euro para el tranvía a un par de chavales jóvenes. Después ha llegado su camarada (sólo le faltaba una jeringa colgando del brazo, en serio) y le ha debido decir al joven algo así como: "qué pasa jefe, que vengo de Vallecas, a mí tonterías las mínimas, ahora por cafre me vas a pagar una multa, chavalote". Algo así he entendido con mi nivel de alemán A.1.1.

Por cierto, ¿os acordáis de lo que os conté sobre mis sospechas hacia un posible 'Show de Truman'? Pues bien, creo que no voy muy desencaminado. Sin ir más lejor, ayer por la noche me había dejado la bicicleta aparcada en la calle. Entonces decidí salir con el pijama y un abrigo a meterla en el cuarto de las bicis (por aquello que os conté de que se estilan los hurtos de bicis en Bremen). Pues según salí de casa, había un coche aparcado en la puerta con un hombre dentro tapado con una manta. O forma parte de los directores del 'Show de Jimmy' o esa noche le contó a su mujer el chiste de "cariño, no es lo que parece".

Bueno, en resumidas cuentas, si te cuelas en el bus o el tranvía de Bremen y ves que suben dos yonkis, bájate en esa parada porque acto seguido te sacarán una cartera con su placa comprada en los chinos y te exigirán que pagues algo así como 40 eurillos.

Por lo demás, el tema por Bremen sigue igual de guay, llevan 2 días seguidos cayendo calabobos. De mañana no pasa, me compro un paraguas. Me he puesto fino al llegar a la Hochschule, que hoy empezaba el curso de idiomas intensivo de 4 días.
Me estoy dando cuenta estos días que mi blog está causando fervor por internet (parece que el trato que hice con cierta mafia rusa rompepiernas está dando sus frutos). Prometo que a partir de ahora pondré más empeño, dejaré de pedirle los textos a Buenafuente y empezaré a escribir yo.

Pd: como no he hecho fotos estos días sobre las curiosidades aquí descritas (a ver cómo amanece mañana el baño y si le puedo hacer una foto a las bromas mañaneras de Mika), os dejo con una ego-foto de mi careto de felicidad en el Weserstadion el otro día y un cochecito muy majo (de pedales) que hay cerca de mi calle.

¡Un bratso!

sábado, 25 de septiembre de 2010

Al estadio del Werder... ¡con mi bici nueva!

Por fin soy un alemán más. ¡No! Aún no he salido a la calle con sandalias y calcetines... ¡pero ya tengo una bici! Después de la fiesta de la noche anterior, por la mañana tuve que madrugar porque habíamos quedado unos cuantos para comprarnos una bicicleta en el mercadillo que ponen los sábados por la mañana al lado del río Weser. Ahí la gente vende todo lo que pille por casa, he visto cuadros con fotos de familiares incluso...

Pues ahí es donde me he comprado mi flamante "nueva" bici. Y digo "nueva" porque es robada, pero no por mí, sino por el turco que me la vendió 35 euros. Le regateé 10 euros y me fui supercontento con mi nuevo medio de transporte, aunque en mi interior hay una vocecilla que dice: "lo sabes bien, Jaime, te timó".

Ahora rezo todas las noches antes de acostarme para que la bici no me la roben yme dure todo el año, pues como me dijo Marco (mi casero), Bremen es una de las ciudades en las que más robos de bicis hay (y yo como un idiota comprándome una bici en vez de una cizalla...).

Aquí en Bremen hay una verdadera fiebre por el equipo de fútbol de la ciudad. Se pueden ver desde perros con el pañuelo del equipo hasta casas pintadas con los colores del Werder. Ayer por la tarde se disputaba en Bremen el derby de los derbys: Werder-Hamburgo, lo que viene siendo el Madrid-Barça de España. Como buenos españoles, íbamos a comprar unas pipas y unas cervezas en los alrededores para ver cómo se curraban entre las dos aficiones, pero al final acabamos dentro del estadio. ¿Cómo? Pues gracias a otro turco. Nos hizo "precio de grupo" y nos vendió 6 o 7 entradas a 25 euros por cabeza (en mi cabeza sigue retumbando aquella vocecilla...).

Aquí el tema de la reventa es graciosísimo, la gente va enseñando su entrada y gritando que la vende. Es más, si a mí me hubieran ofrecido 35 euros de camino a la puerta del estadio la habría vendido 100%. Pero no me arrepentí, fue un espectáculo increíble. Estuvimos de pie en la grada joven casi en primera línea, donde se ponen los "ultras" del Werder, y estuvimos los 90 minutos dejándonos la voz. Por cierto, ganó el Bremen 3-2 a falta de 5 minutos.

Después de esto me vine a casa en bici y mi casero me invitó a cenar con él y con mi todavía compi de piso (se va el 4 de octubre y llega otro). Cené pasta con una salsa extraña, algo me dice que si hubiera llegado 15 minutos antes habrían estado mejor, pero con el hambre que traía me habría comido hasta al gato.

Está siendo un poco light esta entrada, no puedo despedirme sin deciros que ya soy un experto asesino de arañas. Ayer acabé con mis compañeras de habitación vestido de cazafantasmas, y es que es muy buena idea eso de matarlascon el aspirador...

Si puedo, esta noche escribiré sobre la primera super reunión Erasmus. Hemos quedado todos en la Markplatz a las 5 de la tarde, cada uno con la bandera de su país. I think it's gonna be legen... wait for it... DARY!

Pd: hoy no he metido una foto de mi careto porque las había mejores y porque aún no tengo de las de ayer en el estadio, pero no os acostumbréis.

¡Un bratso!
 

viernes, 24 de septiembre de 2010

Se acabó el reinado de la madre de Spiderman

Hoy he cometido un asesinato. Son cosas que pasan, uno se cambia de país, le cambia el chip, no le gusta la compañera con la que comparte el baño y tiene que tomar medidas drásticas... ¿Mi arma? Una zapàtilla envuelta en una bolsa de plástico, nunca hay que dejar huellas. Adjunto documento gráfico.

Sí, amigos, he tenido que matar a la madre de Spiderman que vivía en nuestro baño. El temor que sentía cada vez que entraba a echar una meadilla o a ducharme estaba alcanzando niveles demasiado altos. Siempre me tiraba 5 minutos revisando hasta el último rincón para saber el lugar exacto donde se encontraba semejante arañón y poder hacer mis necesidades sin perderla de vista.

Hoy terminó el reinado del terror en mi casa. Aunque no descarto que en las próximas semanas tenga que volver a hacer lo mismo.

He tardado alrededor de 15 minutos en acabar con su vida, siempre bajo la atenta mirada de mi fiel escudero/a (aún no sé el sexo del gato pero se me arrima mucho) Mika, que ha colaborado observando desde cerca semejante imagen. Realmente, ahora que escribo esto me doy cuenta de que la situación ha estado más próxima a lo lamentable que a la heroicidad que yo suponía. Pero bueno, me siento muy bien conmigo mismo, he mirado a una araña a los ojitos y he acabado con su vida sin emitir ni un solo chillido de fémina.

Sin embargo, a las arañas de mi habitación aún no las he tocado pues, como ya conté, nos respetamos mutuamente, hasta que se las ocurra bajar 20 centímetros del techo...

Ya de paso, os cuento que la normalidad ha vuelto a Bremen, el clima ya no es aquel tan semejante al español, sino que el cielo se ha encapotado y no para de chispear. No es malo para nada, me agrada, aunque si no lloviera ya sí que alcanzaría el nirvana. Cuando he venido esta tarde para casa me he perdido un poco por el barrio y he descubierto unas vistas magníficas del río Weser y de Bremen. Por cierto, de camino he visto a un perro enorme en un callejón que me desafiaba con la mirada, no ha pasado a mayores, pero porque yo no he querido... ¡Ah! Ya me he sacado el semester ticket, para coger gratuitamente todos los transportes de Bremen y poder viajar a ciudades cercanas como Hamburgo o Hannover.

Un apunte, acaba de entrar mi casero a la habitación para preguntarme si va todo bien y eso... Creo que quiere que le pague... Ya mañana...

Por último, esta noche hay fiesta en la residencia, si mañana me acuerdo de lo que hice intentaré contároslo... muahahahajajajaj

¡Un bratso!
 

jueves, 23 de septiembre de 2010

Conociendo a la colonia española

Antes de empezar, quiero decirle a Irene que no hago más que repetir los primeros segundos del último vídeo que ha subido a Youtube porque me desorino con la cara de felicidad. Os recomiendo su video blog, que podéis seguir en Facebook si pincháis el enlace de la derecha.

Hoy he conocido a unos cuantos españoles, por fin, aunque también había un egipcio (vaya jefazo), dos mexicanas, un polaco, una checa, una rusa y dos rumanas... creo que no me dejo a nadie. Nos hemos juntado en la ribera del Weser (el río que pasa por Bremen) y hemos hecho una barbacoa en el cesped, con nuestra cervecita del Werder Bremen, por supuesto. Eso de que beber en la calle sea legal por estas tierras es un adelanto, a ver si se nos pegan las buenas costumbres.

Hay un ambiente genial. Hemos echado una pachanguita de fútbol de solteros contra casados, hemos ganado los casados, vamos sobrados de calidad, contamos con un Andrés Iniesta en potencia en el equipo.

Por cierto, hoy ha hecho un calor inusual en Bremen, manga corta durante todo el día. Rezo por que dure... La vuelta a casa desde el río ha sido a pie, me he venido con Jorge, que se ha quedado a mitad de camino, y yo me la he jugado y he llegado a mi casa a pie. Creo que en Bremen debe haber un 'show de Truman' montado en torno a mí, porque aún no me creo que haya llegado a mi casa sin perderme. He seguido el típico pensamiento español: 'to tieso'.

Cuando he llegado a casa me ha tocado lidiar con Mika para echarle de mi habitación, qué fácil se le engaña, animalico... Después he aprovechado para acercarme a un supermercado y hacer mi primera compra de comida y bebida en Alemania. He ido al Penny, que por lo visto es típico de gente joven. La verdad es que era bastante barato, pero solo con deciros que el tomate frito se sirve en botes como los de las pastas de dientes os lo digo todo... Aunque debe ser lo que coman las alemanas por aquí para estar tan fuertes y levantar lavadoras con una sola mano... Por cierto, no podía faltar en mi tercera entrada una foto de algo relacionado con Bob Esponja, esta vez se trata de un bollo para hacer en casa que no dudaré en comprar las próximas semanas.

A la vuelta he hablado un poco con Marco, mi casero, al cual aún no he pagado ahora que recuerdo... y me ha dado una clase rápida sobre Bremen y sobre la lavadora. Además me ha comentado que el agua del grifo de Bremen es cojonuda, lo corroboro... y mis intestinos por ahora también.

PD: meteré siempre una foto mía en las entradas del blog por puro ego y para ver cuán demacrated voy estando cada día.

¡Un bratso!

El lugar donde plancho la oreja

Este capítulo del blog es un especial sobre mi habitación... bueno, mi habitación momentánea, porque el 1 de octubre me mudo a la de al lado, que parece tener mejor pinta y hará un poco menos de frío, porque es irse el sol y esta habitación se convierte en una cueva y pronto hay que echarse un edredón por encima, por mucho calor que haga en la calle...

Algún apunte general antes de describir mi hábitat, vivo en la calle Rossbachstrasse (calle Arroyo del Caballo según el diccionario) y en mi casa hay un gato llamado Mika. Venía realmente acojonado, pero he descubierto que es un crack, cuando viene a mi habitación sólo tengo que engañarle tirándole una bola de papel fuera de la habitación para que salga detrás de ella y pueda cerrar la puerta.

Bien, empecemos, mi actual habitación la comparto con 4 arañas, yo las respeto y ellas me respetan, nos llevamos bien por ahora, saben que es algo temporal. Son las típicas arañas de patas largas que no pican, o eso dicen... o eso dice mi madre... De todas formas, las tengo vigiladas, no vaya a ser que por el idioma no nos entendamos. Hoy he amanecido y una ya no estaba en el mismo sitio que anoche, es la fiestera, se acerca a las demás arañas de vez en cuando, no sé si a saludar o a tramar algo contra su nuevo inquilino... Por cierto, para el que se los está preguntando... no, ¡no pienso ni tocarlas!

Pues de tamaño no me quejo, y de habitación tampoco jajajaj, quiero decir, que la habitación es grandecilla, aunque aviso a navegantes, habrá que dormir en el suelo con sacos, porque únicamente hay una cama individual, ¡pero hay alfombra! También tengo un escritorio, dicen que sirve para estudiar... una calefacción y un armario grande cuyas puertas a veces se abren solas, pero me he acercado y no hay ningún monstruo dentro, puedo dormir tranquilo una noche más.

Hoy me he pegado mi primera ducha, y por qué no decirlo, he plantado mi primer pino en Bremen. Todo en orden. Por cierto, antes me he dado cuenta de que el baño también lo comparto con una araña, pero no una cualquiera, ésta es la madre de Spiderman. Igual se ha comido ya a otros Erasmus... La situación se asemeja a ésta.

Mi almohada, qué decir de mi almohada... pues que no es una almohada, es un cojín hecho polvo. Muy incómodo, ya me ha dado problemas la primera noche, espero que hoy se porte.

Pues por la noche hay que dormir con un edredón, aunque hayan hecho los dos mejores días del año en Bremen con temperaturas de 25 o 26 grados. Ayer fui capaz de meter el edredón dentro de una sábana en menos de 2 minutos, yo solo. Nota para mí: algo está cambiando...

Creo que no me dejo nada sobre mi habitación. La casa por fuera es normalucha. Yo tengo que bajar algún escalón para entrar, vivo en un bajo... bajo. Por cierto, aquí se estila que las casas tengan grandes ventanas, no tienen persianas y pocas veces echan las cortinas, así que puedes ver lo que hace la gente dentro, bueno, si tienes mucho tiempo libre.

Lo dicho, que no me quejo de habitación, aunque me vaya a quedar aquí sólo una semana. Realmente estoy deseando irme a la otra para empezar a decorarla con bandera y fotos.

¡Un bratso!

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Un vuelo cargado de curiosidades

Totalmente tranquilo. Sorprendentemente ése es mi estado de ánimo, sentado en un sillón incómodo de la Terminal 1 de Barajas frente a la puerta C41 que me llevará a Bremen con escala en Frankfurt.

Son las 11.20 de la mañana y aún somos pocos en la zona de espera los que nos estamos dejando el culo en estos asientos del infierno. Hasta las 12 y algo no nos llamarán para montar en el avión (finalmente fueron las 13.15, se retrasó un buen rato...). ¿Cosas que me llamen la atención en estos momentos? Una china con mascarilla sentada enfrente de mí. ¿Por qué lo hace? ¿Su intención de dominar el mundo pasa por sembrar el pánico lentamente en los aeropuertos europeos? Además, su marido es la reencarnación de Copito de Nieve, sí amigos, aquel tierno gorila del zoo de Barcelona que nos abandonó hace unos años. Gloria a Copito de Nieve allá donde esté. Lo dicho, mal rollito.

Pero todo se compensa cuando miro a la televisión que tengo a unos 10 metros. Tienen puesto el 24 horas de La 1. Justo en este momento están sacando imágenes de los atascos de Madrid. ¡Adiós contaminación por un año! Los próximos atascos que vea serán de bicis y probablemente yo me ponga una ‘L’ porque las únicas bicis que he tocado en los últimos años han sido las chungas del Parque Rey Juan Carlos, y únicamente para dar paseos cual Pancho en Verano Azul.

Siguen llegando más chinos, lo que me recuerda que no me he despedido de ‘El Chino’ de mi barrio, cuya mujer es la china más simpática de la historia. Les echaré de menos cuando baje a por el pan y en vez de atenderme ella y darme 100 veces las gracias lo haga un alemán resentido porque haya ingerido una salchicha por el sitio equivocado.

Acabo de descubrir que en el aeropuerto de Barajas, el que habla por megafonía es… Loquendo, sí amigos, Loquendo.

Me queda poca batería en el portátil, así que voy a ir desconectando y me pondré a leer un poco de culturilla general: el Marca. No me despido sin antes deciros que en Barajas ya tenemos alemanes con chanclas y calcetines. Bendita ignorancia.

Ya he vuelto, estoy en mi nueva habitación de Bremen, tengo tantas cosas que contar… Pero de la habitación hablaré más adelante. Ahora sólo tengo buenas palabras para Lufthansa que, a pesar de retrasar el vuelo unos 45 minutos, se ha portado con la comida del avión: arroz blanco, judías verdes, zanahoria y un trocito de pollo con una extraña salsa blanquecina. A decir verdad tenía mala pinta, pero me he puesto como el Kiko, ¡qué hambre tenía! Apunte: de postre... ¡había palmeritas!

Por cierto, el vuelo Frankfurt-Bremen no ha tenido mucha historia salvo que he pedido mi primera Coca-cola en alemán, ¡y con hielo!

Ya en Bremen me ha recogido mi buddie (estudiante alemana asignada para los Erasmus) Farina y me ha enseñado un poco la ciudad, pero aún me queda mucho por patear. Por ahora ya sé montar en el autobús solo y también sé que si no tienes un abono de transporte te sale la gracia por 2,25 euros.

Ésta ha sido la primera entrada en el blog de otras muchas que vendrán, espero. Pero no quiero saturarlo, así que escribiré alguna vez a la semana. Mañana toca capítulo-habitación.

Se os echa de menos, bueno todavía no joder, no he cogido ni el avión aún, pero sé que se os echará, así que me adelanto a los acontecimientos.

¡Un bratso!